Es causado por una combinación de factores hormonales, como el embarazo, el uso de anticonceptivos y la terapia hormonal, también la exposición al sol y a la luz ultravioleta, e incluso por predisposición genética, ya que el melasma tiende a ser más común en personas con antecedentes familiares de la condición​.

Generalmente se realiza mediante un examen visual de la piel por parte de un dermatólogo. En algunos casos, se puede utilizar una lámpara de Wood, que emite luz ultravioleta, para identificar la profundidad de la pigmentación. En situaciones más complejas, se puede realizar una biopsia de piel para descartar otras condiciones que puedan causar manchas oscuras en la piel.

Por ello, es importante realizar una consulta para obtener un diagnóstico preciso y recibir recomendaciones de tratamiento adecuadas.​

No son necesariamente permanentes. El melasma puede ser una condición recurrente y, aunque los tratamientos pueden aclarar las manchas y mejorar significativamente la apariencia de la piel, es esencial mantener una rutina de cuidado de la piel y evitar la exposición al sol para prevenir su reaparición y prolongar los resultados.

Existen productos de venta libre que pueden ayudar a tratar el melasma, como las cremas despigmentantes. Sin embargo, los tratamientos en casa pueden no ser tan efectivos como los tratamientos supervisados por un dermatólogo, especialmente para casos severos.

Rara vez desaparece por sí solo y, sin tratamiento, las manchas pueden persistir y, en algunos casos, empeorar. Es importante adoptar medidas de protección solar y considerar tratamientos despigmentantes para gestionar la condición.